Caballo de Przewalski

Caballo de Przewalski

El caballo de Przewalski, caballo salvaje mongol o Takhi (Equus ferus przewalskii) es la única subespecie salvaje de caballo (no asilvestrada a partir de animales domésticos, como los mustang) que existe en la actualidad. Casi se extinguió a mediados del siglo XX, pero por suerte, fue salvado de la desaparición por algunos naturalistas. Su estado actual es crítico, reducido a unas pocas manadas que viven en el Parque Nacional Hustai del suroeste de Mongolia y varios ejemplares más en parques zoológicos de otros países. La población total es de unos 1000 ejemplares en todo el mundo.

Este caballo se diferencia de la mayor parte de sus congéneres domésticos por la estructura de su cráneo, con un morro convexo, a diferencia de la mayoría de razas domésticas, que es cóncavo. Es de pequeño tamaño, patas proporcionalmente más cortas, estructura maciza, cola larga y cabeza más grande comparada con el resto del cuerpo. El pelo es corto pero fuerte, de color amarillento a marrón oscuro, blanco en el hocico y más oscuro o negro en crines (siempre erectas) y cola. El tamaño típico es de 2,1 metros de largo y unos 350 kilos de peso en estado adulto.

Los caballos de Przewalski son animales sociales que viven en manadas de tamaño variable dirigidas por un macho dominante o semental, siendo el resto de los integrantes hembras con crías de menos de 2 años. Cuando rebasan esta edad, abandonan el grupo: los machos tratarán de hacerse su propia manada o intentarán arrebatársela a otro, mientras que las hembras se instalarán en otros grupos diferentes, garantizando así el intercambio genético. Su principal depredador son los lobos.

Aunque los caballos de Przewalski pueden hibridarse con los caballos domésticos y producir descendencia fértil, mostrando la gran similitud entre ambos, la existencia de 66 cromosomas en los Przewalski los identifica, siendo más diferentes de los caballos domésticos (64 cromosomas) que cualquiera de sus razas entre si. El ADN mitocondrial ha demostrado que el caballo de Przewalski no es el ancestro de los modernos caballos domésticos.

Estos caballos también muestran varias diferencias de apariencia entre si: la crin corta y erecta cuya parte superior posee pelos cortos; una banda oscura que recorre el lomo desde la crin hasta la base de la cola y, a veces, líneas oscuras en la parte baja de las patas. El mechón de pelo que cae sobre la frente en los caballos domésticos está prácticamente ausente en los Przewalski.

Durante el Pleistoceno, esta subespecie estaba difundida por gran parte de Asia, mientras que en Europa vivía otra muy similar, el tarpán (Equus ferus ferus), que se extinguió en el siglo XIX. Existen numerosas representaciones de esta subespecie en el arte paleolítico que encontramos en cuevas, abrigos y al aire libre en países como Portugal, Francia o España. Declinaron tras la sustitución de buena parte de las estepas asiáticas por bosques y desiertos a principios del Holoceno. Se cree que este animal fue domesticado por primera vez en las praderas de Asia central hacia el 3000 a. C., originando varias subespecies de caballos domésticos asiáticos. La más próxima al caballo de Przewalski es el caballo mongol, que gracias a su estado de semilibertad tradicional se ha cruzado con él hasta tiempos muy recientes. No obstante, a lo largo de los siglos, la población salvaje se fue reduciendo debido fundamentalmente a la caza y la competencia de los animales domésticos por los pastos.

La subespecie fue descubierta en 1879 por el general ruso de origen polaco Nikolái Przewalski (1839–1888), explorador y naturalista aficionado. 

En su honor se bautizó a este caballo inicialmente como una especie nueva en 1881, Equus przewalskii, aunque pronto se vio que era una simple subespecie del caballo doméstico, Equus caballus. En 1900 se puso en marcha una gran expedición para capturar ejemplares vivos y llevarlos a distintos zoológicos de Europa. En esa época aún se encontraba en varias zonas del este de Kazajistán, Mongolia y noroeste de China, pero en las décadas siguientes declinó fuertemente debido a la persecución humana. En 1967 unos pastores mongoles avistaron la última manada salvaje, de apenas 12 o 15 ejemplares, y en 1969 se vio un ejemplar vivo en las estepas de Mongolia por última vez.