Este hongo medicinal conocido popularmente como "chaga" (Inonotus Obliquus) u "hongo del abedul", se ha usado durante siglos en la medicina popular de Siberia y el norte de Rusia. Se toma popularmente en forma de té o infusión o en tintura. Es un potente antivírico, antibacteriano y antiinflamatorio y también destaca su extraordinaria capacidad para fortalecer el sistema inmunitario. Preserva de afecciones, mitiga el dolor y combate las infecciones. Muy eficaz para el tratamiento de las infecciones de las encías y de la piel: dermatitis, eccemas, etc.

Entre sus ingredientes figuran ácidos orgánicos, polisacáridos, resinas y macro y microelementos.

La betulina, un potente antiséptico natural que posee la chaga en grandes cantidades, impide que aparezcan procesos inflamatorios. 

En realidad, el chaga es un parásito del abedul que causa la podredumbre de sus troncos. Es su cáncer: el hongo invade y destruye la albura de la madera, formando cavidades negras, tumores en la corteza que debilitan al árbol y acaba muriendo.

En Rusia y la mayoría de los países bálticos se usa desde el siglo XVII para el tratamiento del cáncer gastrointestinal, enfermedades cardiovasculares y la diabetes. En Siberia también se toma para eliminar los parásitos intestinales y la tuberculosis, dolencias estomacales y enfermedades del hígado y del corazón. En Siberia el chaga se usa desde la Antigüedad para hacer un jabón que tiene una gran capacidad limpiadora y desinfectante. Las mujeres usan el "jabón de chaga" para lavar a los niños recién nacidos y a los bebés, ya que les protege de las enfermedades. 

El pueblo Ainu, en el norte de Japón, bebe infusiones medicinales de chaga y también se fuma este hongo en algunas ceremonias.

Más allá de su uso tradicional, en la actualidad se está estudiando científicamente por sus posibles propiedades anticancerígenas. En las regiones donde se toma habitualmente en forma de infusión, las estadísticas muestran una baja incidencia de cáncer.