El majestuoso cedro siberiano puede vivir hasta 550 años, crece más de 30 m de altura y cubre más 40 millones de hectáreas de la taiga siberiana. De una inigualable belleza, es el gran patriarca de los bosques de Eurasia. También es un árbol de excepcional importancia espiritual: es un árbol totémico y medicinal de las culturas indígenas de Siberia desde hace milenios.
Todo en este árbol es excepcional: desde su madera, que tiene una fragancia y durabilidad excepcionales gracias a su valiosa resina hasta sus agujas, desde sus nutritivos piñones a su condición de árbol sagrado.
Todo el árbol, desde su ADN hasta la savia, la resina, el troco y las agujas es un excepcional receptor y acumulador de energía lumínica y otras energías de distinta frecuencia. Es un don viviente de la naturaleza, una inagotable fuente de energía y de vida.
La producción de Kedra es ecológicamente limpia y absolutamente artesanal según los antiguos métodos tradicionales siberianos y usando maquinaria exclusivamente de madera. Al lado de donde se produce el aceite hemos construido "La Casa del Cedro" hecha completamente de madera de cedro y sin electricidad, está abierta al público desde 2011.
El objetivo de este proyecto es que las personas puedan vivir la experiencia de la taiga, un fenómeno único en el mundo y aprender cómo cosechar las piñas y elaborar su propio aceite –en sintonía con sus propios sentimientos y pensamientos– según el antiguo método siberiano.
En la Antigüedad se sabe que el cedro lo usaban tanto los druidas en la cultura celta, como por los faraones del Antiguo Egipto. En sánscrito, el cedro es "El árbol de la Vida". En la Biblia se cita hasta 42 veces, con interesantes descripciones que, en resumen, nos sugieren que estamos ante un "árbol de poder".
Muchos aldeanos de Siberia llevan un trocito de madera de cedro en contacto con la piel, a modo de colgante. Aseguran que les ayuda a librarse del cansancio, a mantener el equilibrio, la confianza en sí mismos y la serenidad. Por otra parte se ha observado que las personas que trabajan constantemente con el cedro, como los carpinteros, o los talladores de madera, poseen una salud excelente.
Tradicionalmente es el "árbol de la limpieza" y desde tiempo inmemorial las viviendas se desinfectaban con aceite de cedro.
Los bosques de cedro mantienen una limpieza y pureza del aire inusuales, de hecho, puede considerarse prácticamente libre de microbios gracias a la resina del cedro, un extraordinario antiséptico natural. Los cedros son una peculiar "fábrica de oxígeno" que carga el aire de iones negativos generando una envolvente sensación de bienestar.
Para los aldeanos de Siberia cada una de las partes del cedro tiene propiedades medicinales: desde las hojas y yemas a la corteza, la resina, la piña, pasando por el piñón y su cáscara. El cedro protege su salud y es la joya de su medicina tradicional.